Lo rural o lo urbano

18.06.2020

Por Layla Jorquera


Mucho se habla de cómo serán nuestras ciudades post pandemia, pero hay una pregunta que debemos hacernos ya: ¿Sigue siendo válida la postura de una ciudad compacta tal como la conocemos, o debemos pensar en una ciudad extendida o una tercera opción?

El área urbana y rural de la Región Metropolitana de Santiago tiene un límite muy definido, uno tan claro que incluso a la hora de decretar la cuarentena más grande y estricta de nuestra historia, comunas como Paine, Calera de Tango y Pirque quedaron excluidas. También quedan exentas de restricción vehicular y de la prohibición del uso de leña.

¿Es decir, vivir en el área urbana es más riesgoso para la salud que vivir en el área rural de la Región Metropolitana?

Nuestra mirada debe ser sobre que hicimos como profesionales de la arquitectura para provocar algo así.

¿Cómo equilibramos entonces?

Vivir a las "afueras" de Santiago supone un trayecto extenso a la urbe, comunas y sectores distanciados de la infraestructura pública, y en estos momentos de un hospital de Alta complejidad.

Para los que viven "cerca de todo" y por ende en una densidad habitacional mayor, la cuarentena se convierte en algo complejo por la calidad del habitar y los metros cuadrados que tengo disponibles o la posibilidad de poder disfrutar de un área verde. Por el contrario los que tienen una vivienda con patio, que es lo común en la zona rural, el encierro supone mayor comodidad. Pero si volvemos a la "normalidad" todo se invierte, porque el que vive alejado debe soportar trayectos de por lo menos 180 minutos ida y vuelta, afectando la calidad de vida.

Lugares como Bajos de Mena sufren con o sin cuarentena. Viven en una ruralidad urbana, alejados de servicios e infraestructura, pero en la zona urbana de la Región.